Por Delfina Valdivieso y Martina Montoya (alumnas de 2° 2da. división)
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Las Hermanas nos recibieron en su casa |
En conmemoración del 132
aniversario de la Congregación de las Hermanas Terciarias Franciscanas de la
Caridad, hemos entrevistado a la Madre Engracia, Superiora de la Congregación
en Rosario y a la hermana Adriana Soruco, representante legal del Colegio Nuestra Señora
de la Asunción.
Al llegar la Madre nos propuso
hacer una oración a la Virgen María para encomendar nuestra tarea a ella. Justamente la Virgen fue la que acompañó en
los inicios a la fundadora Madre Mercedes del Niño Jesús Guerra.
¿Por qué se fundó la
Congregación de la HTFC?
Madre Engracia: _ Para
hacer el bien. Para el cuidado de los enfermos y la atención de los niños
pobres. La Madre Mercedes Guerra era muy pobre. Ella quería fundar una
Congregación pero no tenía los medios. Una vez saliendo de Misa encontró un
billete que salió premiado.
A partir de ahí con otras ocho
jóvenes comenzó a trabajar y formó la congregación en donde estamos ahora. Con
mucho sacrificio y amor, porque si no hubiera habido amor, no se podría haber
hecho nada, ella tenía esa vocación.
Hermana Adriana: _ Otro
de los motivos que lleva a la Madre a fundar la Congregación es que ella había
quedado ciega y gracias al milagro que ella recibe de poder volver a ver, en
agradecimiento le promete a la Virgen de Lourdes fundar la Congregación.
Entonces, nacemos dentro de una espiritualidad mariana.
¿Se cumplieron las expectativas de ella con respecto a la Congregación?
Hermana Adriana: _ Actualmente
podríamos decir que su expectativa sí se ve realizada, pero ella no lo pudo
ver, porque cuando se inicia tenía este carisma de cuidar enfermos pero cuando
deja de ser la Madre General, la Madre del momento no entiende la fundación del
Hogar de los Niños.
Ella quería que solo se atienda a
los enfermos, entonces se da una contradicción. Pero la Madre Mercedes lo sigue
haciendo por obediencia al Obispo, que era como el General Superior de la
Congregación, que la autoriza con la
iniciativa de fundar hogares. Pero la Madre General no le otorga todo lo que
necesitaba e inclusive llega como a separar a la Madre Mercedes. Después con el
tiempo fue reconocida y la obra del Hogar del Niño va continuar.
Ella quería incorporar la
atención a los niños porque el cólera dejó huérfanos a muchos de ellos y por eso
ella quería fundar hogares en Chascomús, donde ella vivía. La Congregación cumple
132 años, fundada en 1880.
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Madre Engracia |
¿Cómo fue que llegó la Congregación a Rosario?
Madre Engracia: _ Me
parece que le regalaron un terreno y con el apoyo del Obispo, se comenzó con la
obra en Rosario. Después de la donación con la colaboración de un sacerdote
local se comenzó con la obra del Colegio.
En Rosario, ¿en qué hospitales se cuidaba a los enfermos?
Hermana Adriana: _ Nosotras
somos recientes en Rosario, pero se dice que estuvimos en los Hospitales
Centenario y Provincial y había una capilla de las hermanas.
Madre Engracia: _ Pero nosotras
más que ir a los hospitales se iban a cuidar a casa de familia. Íbamos a las
ocho de la noche hasta las seis de la mañana del otro día.
Hermana Adriana: _ Y gracias a esa tarea de las hermanas, muchas de
los bienes fueron donados por ese reconocimiento. La gente reconocieron las
obras del colegio y de las hermanas y realizaban sus donaciones.
Ahora la Congregación en Rosario tiene su reconocimiento, ¿cómo era en
el principio?
Madre Engracia: _ En la
medida que se fue trabajando se fue desarrollando la obra. Aquello
era pobre. Después se incorporó la secundaria.
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Hermana Adriana Soruco |
Hermana Adriana: _ Primero
surge la obra atendiendo a los enfermos y después surgen los hogares. Actualmente
una arquitecta que trabaja en canal 5, está
haciendo una reseña histórica de la obra de las hermanas en Rosario. Pero con
la diferencia, que el informe lo hacen desde lo arquitectónico. También pasó
con el Colegio Sagrado Corazón, a las
Hermanas del Huerto y el colegio San Francisco, que somos patrimonio histórico
de la provincia.
¿Qué edad tenía cuando ingresaron a la congregación?
Madre Engracia: _ Tenía 19
años. Me parecía que no iba poder, pero Dios da la fuerza y con amor se hace todo.
Es una vocación que uno tiene, ya tengo más de 60 años de religiosa. Cumplí las
bodas de oro en 1998.
Algunas de las jovencitas de hoy
también pueden ofrecer su vida a Dios. La vida religiosa es muy linda pero no
es estar adentro nada más, tiene sus sacrificios pero también es sacrificado
estar en el mundo. Porque en el mundo también se sufre mucho, y creo que más todavía.
Nosotras si sufrimos lo hacemos por Dios. Comenzamos temprano nuestra tarea
diaria.
¿Antes los chicos vivían acá?
Madre Engracia: _ Si era
un hogar. Pero se fue reduciendo por la escases de hermanas para el cuidado. Hoy se reduce a algunas chicas universitarias
que se hospedan aquí.
Hermana Adriana: _ Por los
menos se les brinda los servicios necesarios para que terminen sus estudios.
¿Les gustaría que se vuelva a hospedar a niños?
Hermana Adriana: _ Seguro
que sí. El tema es que haya hermanos que se ocupen del hogar y les guste
trabajar con los niños. Hoy en día son muchas las problemáticas, gracias a Dios
siempre los hogares de las hermanas fueron muy cuidadosos. Pero hacen falta
muchas más personas. Porque son niños, por lo general, que no tienen familia.
Madre Engracia: _ Acá todavía
nos llaman para ir a cuidar enfermos, yo si tuviera unos años menos y algunas
hermanas más, seguro que iríamos.
¿Tuvo algún modelo a seguir cuando se inicio en la obra?
Madre Engracia: _ San
Francisco, la Madre Mercedes y después la fuerza que Dios nos da para continuar
con la obra.
¿Qué las motivó ingresar a la obra?
Hermana Adriana: _ Me
motivó la espiritualidad franciscana, las hermanas en sí, San Francisco, y
también, la parte educativa, los hogares y la educación con los niños.
Madre Engracia: _ Sí a mí
también, el cuidado de los niños y la vida con las hermanas, sus consejos, que
uno fue adquiriendo. Yo recuerdo cuando las hermanas rezaban en coro. Eran
muchas que se dividían y se contestaban. Yo era chica, me paraba retirada para
escucharlas y me decía: “yo también lo quiero hacer”.